Capítulo 16
El distrito residencial de Iffole se tiñó de rojo bajo la puesta de sol. Alina se acurrucaba junto al camino, con los brazos alrededor de las piernas, mirando tristemente su amada casa, medio destruida.
Las reparaciones por los daños causados por el Golem de arcilla a la ciudad de Iffole ya habían comenzado. Aunque la noche había caído, la ciudad seguía bulliciosa, con trabajadores de la construcción corriendo por todas partes, llevando tablones de madera bajo el brazo.
Afortunadamente, los daños a la ciudad se minimizaron porque el Golem fue contenido dentro de los límites de la plaza y derrotado rápidamente. Aparentemente, la licencia de Slay fue revocada y lo arrojaron a una celda subterránea, pero a Alina ya no le importaba ese quejumbroso.
«Vaya… recibió un golpe muy fuerte, ¿verdad…?»
A su lado, incluso Jade parecía quedarse sin palabras, de pie allí vacilante mientras contemplaba la horrenda vista. Alina sollozó. Lo que más quería proteger yacía en ruinas ante ella.
«¿Cómo sigo viviendo mañana…? ¿Ahora dónde encuentro consuelo del agotamiento mental y físico del trabajo…? Y me quedaban treinta años en mi préstamo, también… Esto no es justo…»
«Ah, Alina—»
Las palabras de Jade se atascaron en su garganta y estuvo en silencio por un tiempo. Su mirada se paseaba como si estuviera indeciso acerca de algo, pero al final, se posó en la pequeña espalda redonda de Alina. Apretando los puños con determinación, gritó:
«…¡Esta noche! ¿Por qué no te quedas en mi casa?»
«Me estoy quedando en una posada, ¡tonto! ¿No puedes dejar de hablar tonterías?»
«…»
Alina se puso de pie para mirarlo. Estaba congelado y blanco como una estatua.
Frunció el ceño con disgusto y luego olfateó. «Por culpa de ese cliente quejumbroso volviéndose loco, tengo que hacer horas extras. Lárgate ya.»
«…Está bien.» La respuesta afligida de Jade resonó en la oscuridad del área residencial.