Girumasu – Volumen 2 Capítulo 2

Capítulo 2

Ya van tres años desde que Alina empezó su trabajo como recepcionista en el Gremio de Aventureros. No llevaba el tiempo suficiente como para considerarse una veterana, pero ya había dejado atrás la etapa de novata y se había familiarizado con el puesto.

Hace poco, Alina se fijo un objetivo personal. Para ella era muy, muy importante lograrlo, incluso si eso significaba arriesgar su vida.

«¡Buena suerte en tu aventura!»

De pie en el mostrador y con una sonrisa radiante, despidió al aventurero que acababa de registrarse para una misión.

Cuando su ventanilla estaba ocupada, dejaba para más tarde el procesamiento de los formularios de las misiones, pero ahora contaba con el tiempo para hacerlo rápidamente. Una vez terminado, lo revisó cuidadosamente para asegurarse de que había llenado todo y colocó el formulario en la pila.

«¡Ah, qué tranquilidad…!» murmuró Alina con satisfacción.

Trabajaba en Iffole Counter, la instalación de procesamiento de misiones más grande de la gran ciudad de Iffole.

De pie en una de las cinco ventanillas de recepción de la oficina, Alina dirigió su mirada hacia el lado opuesto del área de recepción.

La suave luz del sol entraba por el tragaluz superior mientras los aventureros que miraban el tablón de misiones, que ocupaba toda una pared, seleccionaban con calma sus encargos. El reloj recién marcaba las doce, lo que significaba que la hora del almuerzo de Alina había llegado. Finalmente la primera parte de su turno estaba a punto de terminar.

«¡Muy bien, es hora de comer!»

Justo cuando la campana de la tarde sonó en la torre del reloj de la ciudad, Alina se estiró y gimió. Las recepcionistas que estaban en las otras ventanillas se dirigieron a sus descansos para comer una tras otra.

Alina puso una nota que decía HORARIO MATUTINO DE RECEPCIÓN TERMINADO y comenzó a salir con buen ánimo.

Fue entonces cuando sucedió.

«¡Espera, espera, espera!» gritó un aventurero corpulento mientras entraba corriendo al Iffole Counter.

Alina desequilibrada por un instante, se petrifico en su lugar; el seria su perdición. Ese aventurero ni siquiera se molestó en mirar otras ventanillas de recepción, inmediatamente fijo sus ojos en Alina y prácticamente salto hacia su mostrador.

«¡A salvo! ¡Llegué antes de que terminara la mañana!»

Ugggg, definitivamente no lo hiciste…

Era cierto que Alina seguía tras el mostrador, pero no cabía duda de que el periodo matutino de recepción había finalizado.

Sin embargo, el aventurero soltó un suspiro de alivio por alguna razón, como si pensara: En lo que a mí respecta, allá afuera todavía es de mañana. Luego se secó el sudor y dijo, con total descaro.

«Hay una misión por la que estoy un poco apurado para inscribirme. Sé que no puedo registrarme durante el almuerzo, pero pensé que estaría bien si me acercaba a tu ventanilla, incluso si ya es un poco tarde, ¡así que corrí directo hacia aquí! Gajajaja, ¡qué alivio! Vamos, regístrame, por favor.»

Sí, como no, puedes ir muriendo imbécil.

Alina casi dejo escapar sus pensamientos tras su sonrisa congelada.

Aunque apenas lograba contenerse, ahora la invadía un intenso deseo de matar, después de saber que el crimen del hombre era premeditado.

El aventurero, estaba haciendo esta tontería de manera tan casual, creyendo que solo le robaría unos veinte minutos de su tiempo. Francamente, para Alina era un delito imperdonable.

Su descanso era un respiro integral de su larga jornada laboral. Era su añorada hora celestial, durante la cual podría escapar de las irritantes relaciones y liberar su espíritu. No estaba dispuesta a perder ni un minuto, ni un solo segundo, de su sagrado tiempo, y sin embargo, este hombre tuvo el descaro de decirle que cediera un poco.

No voy a permitir eso.

«…»

Pero lo único que Alina pudo sentir fue arrepentimiento.

El hombre claramente no había llegado a tiempo al mostrador. ¿Pero eso significa que no debía ofrecerle servicio? Para nada. No pudo haber irrumpido en un peor momento. Si tan solo no se hubiera congelado, entonces al menos podría haber afirmado que no lo había visto.

«…Sí, no hay problema. Seleccione la misión que desea aceptar.»

Le hubiera gustado pasar una hora dándole a entender a este aventurero cuánta buena voluntad, cuánto sacrificio le costó decirle eso. Pero Alina se lo tragó todo y le mostró su mejor sonrisa de plástico.

En situaciones como estas, rechazar a los clientes de inmediato seguramente provocaría quejas en el futuro. Después de considerar el pequeño inconveniente de perder parte de su descanso para el almuerzo frente al riesgo de verse obligada a escribir formularios de quejas y multiplicar su carga de trabajo, Alina optó por lo primero y aceptó su lamentable destino.

De un vistazo, se dio cuenta de que este tipo era un habitual que a menudo hacía fila en su ventanilla de recepción. Metiendo su cara en su lista negra mental, Alina se dijo a sí misma que todo esto era parte del trabajo, mientras sus labios temblaban ligeramente.

El objetivo que se juro cumplir apareció en el fondo de su mente.

Sí, tengo un objetivo. No puedo ser tonta y agregarme trabajo innecesario…

※ ☆ ※ ☆ ※ ☆ ※ ☆ ※

«¡Vaya desastre el de esta tarde, eh, Alina?»

Alina escuchó una voz mientras comía su tardío almuerzo en su escritorio.

Pertenecía a una chica encantadora de ojos oscuros impresionantemente grandes y coletas dos balanceándose. Llamada Laila, una nueva recepcionista dos años menor que Alina que había comenzado a trabajar en Iffole Counter este año.

«…Realmente lo fue… Ugh…» Enfurecida como una niña, Alina se llenó las mejillas con el pastel que trajo especialmente para el almuerzo como si se estuviera vengando.

Hubo algunos problemas durante el proceso de registro, y Alina terminó dedicando la mitad de su descanso para el almuerzo a ayudar al hombre a inscribirse en la misión. Si bien normalmente almorzaba afuera, hoy no le sobro el tiempo para eso, así que se resignó a comer en su escritorio.

«¿Por qué los aventureros que vienen en el último minuto siempre tienen algún problema importante…? Especialmente cuando el mostrador ha estado tan vacío últimamente… ¡¿Por qué tengo que trabajar en mi hora de almuerzo cuando ni siquiera hay gente?!»

Laila abrió los ojos con sorpresa al ver cómo se formaba un aura oscura y asesina alrededor de su compañera. «¡Alina, te ves horrible cuando te enojas…! ¡Eres tan bonita cuando no andas despotricando por algo, así que quita esa cara de monstruo! De lo contrario, ¡alejarás a todos los hombres del mundo…!»

«No me importa si soy la belleza o la bestia; tengo derecho a estar enfadada porque la santidad de mi hora de almuerzo ha sido profanada.»

Alina masticó el último trozo de su pastel y se lo tragó, luego levantó la cabeza con los ojos envueltos en llamas mortales.

De hecho. Su buena apariencia le otorgado un pequeño séquito entre su clientela.

Con su cabello negro largo y brillante; grandes ojos de jade encantadores; piel fina y suave; y un cuerpo delicado. Si tan solo supiera cuándo callarse, hace mucho que esta encantadora chica de diecisiete años habría robado corazones.

Pero ahora que su expresión era de absoluto odio y sin intenciones de disimularlo —sus labios rosados torcidos hacia arriba y sus encantadores ojos de jade brillando con ganas de matar—, Alina se veía completamente atemorizante.

Empañando completamente su belleza.

«¡Esos malditos aventureros, comiéndose mi hora de almuerzo…! ¡No se olvidarán de esto…! ¡Merecen la muerte…!»

Laila se rindió y suspiró al mirar a Alina, cuyo hermoso rostro era una máscara de rabia incontenible. «De todos modos, ¿no podrías haberle dicho a ese tipo que volviera más tarde?»

«Quiero evitar incluso la más mínima posibilidad de verme cargada de más trabajo molesto.» Alina apretó el puño con un ‘¡jum!’. «¡Haré lo que sea necesario para lograr mi objetivo este año…!»

«¿Tu objetivo…?»

Alina fulminó con la mirada un folleto pegado en la pared.

Sus cansados ojos ​​se inyectaron en sangre por haberlos abierto repentinamente consumida por la ira todo el trabajo extra que le toco hacer, y habían adquirido una especie de vigor espantoso.

Abriéndolos aún más, Alina gritó: «¡El Festival del Centenario!»

Varias publicidades estaban pegadas en la pared de Iffole Counter ya que tenía mucho tráfico peatonal. Y uno de ellos era un volante para un evento que se celebraría dentro de una semana.

El Festival del Centenario

Era el evento más grande de su tipo en la ciudad de Iffole. Se había iniciado para imitar e investigar los rituales de los antiguos, que alguna vez vivieron en el continente de Helcacia. Sin embargo, hoy en día era principalmente una excusa para que los aventureros organicen una fiesta desenfrenada.

El Festival del Centenario se volvía más salvaje cada año, y crecio hasta convertirse en una de las principales atracciones de Iffole. Con una duración de tres días y tres noches, atraía a visitantes de todas partes. Y como las multitudes eran excelentes oportunidades de negocio, chefs expertos, comerciantes e incluso artistas también viajaban a Iffole para montar puestos en las calles.

Basta decir que a nadie le preocupaba en lo más mínimo imitar la ceremonia solemne —un ritual para implorar el poder de Dia— que se dice que los antiguos llevaron alguna vez a esta tierra. Tan solo era un gran evento para beber y divertirse.

Con la llegada del Festival del Centenario, se sentía como si toda la ciudad estuviera en movimiento. Sintiendo la eufórica energía, Alina apretó los puños mientras expresaba la frustración en su corazón. «¡El año pasado y el anterior, ¡tuve tantas horas extra que no pude ir al festival…! ¡¿Sabes lo duro que fue trabajar sola, por la noche mientras escuchaba a la gente divertirse afuera…?! ¡Fue prácticamente una tortura…!»

«Ahh… claro… realmente no quiero imaginarlo…»

«¡Pero este año, seguro! ¡Voy a salir del trabajo a tiempo e ir al Festival del Centenario o moriré en el intento!»

Alina alzo su pluma de escribir en el aire, mirando al cielo como un dios de la guerra que lleva a sus soldados a la carga en el campo de batalla. La determinación de Alina para lograr su objetivo era así de fuerte.

«¡Y lo viviré a lo grande durante tres días y tres noches!»

Sí, esta era la mayor aspiración de Alina ahora que había entrado en su tercer año como recepcionista.

Después de todo, ¿podría haber algo más absurdo que vivir en Iffole durante tres años sin disfrutar las festividades ni una sola vez? No, no existía. Ella se aseguraría de estar este año, costara lo que costara. Tenía que hacerlo.

Incluso si tuviera que cambiar su trabajo y tiempo por dinero para mantener su estilo de vida, todas las personas tenían derecho a disfrutar de las cosas que amaban. Alina era libre de usar su tiempo como quisiera. No era justo en lo más mínimo que ese derecho fuera aplastado por la crueldad de las horas extra.

En este punto, su objetivo iba más allá de algo tan trivial como querer ir al festival porque estaba harta de trabajar hasta tarde. Esta era una guerra de los trabajadores para recuperar su dignidad como seres humanos… ¡ella estaba recuperando su libertad…!

«¡Yo también estoy deseando que llegue el Festival del Centenario!» La pasión de Alina también hizo que los ojos de Laila brillaran. «¡El evento más grande de Iffole! Sabes, una de las razones por las que quería ser recepcionista en Iffole era que, si vivía aquí, ¡podría disfrutar del Festival del Centenario todos los años!»

Pero entonces Laila ladeó la cabeza con un ¿eh? Pero espera, como si acabara de darse cuenta de algo. «¿Necesitas emocionarte tanto para poder salir a tiempo el día del Festival del Centenario…? No hemos tenido horas extra últimamente, así que, a este ritmo, podremos terminar el trabajo rápidamente, ¿verdad? Ya que somos recepcionistas».

«Entiendo lo que estás tratando de decir, Laila».

Las recepcionistas eran servidoras públicas que procesaban misiones, registraban aventureros y despedían amablemente a las personas para que exploraran mazmorras peligrosas.

La gente llamaba al trabajo de recepcionista un puesto vitalicio debido a lo estable que era y lo difícil que era ser despedido. A diferencia de ser aventurero, no requería que arriesgaras la vida, conllevaba mucha confianza social y te garantizaba un salario de por vida. Era la carrera ideal, siempre y cuando pudieras sonreír forzadamente a los sucios y arrogantes aventureros y realizar con desapasionamiento el trabajo de oficina más estúpido e insatisfactorio a su servicio. Sin embargo, aparte de eso, por lo general, era un trabajo en el que te podías relajar.

«Pero ese es un pensamiento ingenuo, y muy tonto», continuó Alina.

«¿Eh?»

«Este lugar se convierte en una zona de guerra el día del Festival del Centenario».

«¿¡Qué?!» Laila abrió los ojos en shock.

Con un tono frío lleno de muchos años de resentimiento, Alina explicó.

«Todo es por ese maldito Periodo de Bonificación Especial del Festival del Centenario, cuando las misiones tomadas durante las festividades reciben una bonificación además de sus recompensas habituales por finalización…»

«¿Pe-periodo de bonificación especial?» Laila se tambaleó en su lugar, como si la hubiera fulminado un rayo. «¡Espera un minuto, por favor! ¿Hay una bonificación en las recompensas por finalización? ¡¿Qué diablos?! ¡Nadie me contó sobre esto!»

«El gremio central nos envió el aviso el otro día. Cuanto más importante es algo, más se demoran en avisar. Tienes que ser responsable y verificar estas cosas por ti misma para prepararte, o te tomarán por sorpresa y te apuñalearán por la espalda».

En su primer año como recepcionista, Alina también se perdió por completo el aviso y la habían apuñalado por la espalda. Había sido su muerte. Pero ahora que Laila estaba cometiendo el mismo error, Alina podía darle un sermón cargado de suficiencia.

«Los aventureros que han estado conteniendo la respiración esperando el período de bonificación especial se unirán y tomarán por asalto el mostrador de recepción para tomar misiones una vez que comience… ¿Entiendes lo que significa eso, ¿verdad? Habrá una tonelada de papeleo que revisar durante el horario de oficina mientras se celebre el Festival del Centenario. Llegarás muy tarde a casa. Y cuando las cosas se pongan así, lo único que te espera es la muerte».

«¡Muerte…!»

«¡Siempre he estado tan ocupada con las horas extra durante el Festival del Centenario que nunca he tenido tiempo de disfrutarlo…!»

Si bien las recepcionistas suelen tener horarios regulares, cuando ciertas condiciones se alineaban, de repente se encontraban ahogándose en un pozo de horas extra infernales.

Eso sucedía cuando se descubría una nueva mazmorra o una mazmorra estaba a punto de completarse, o en momentos como este, cuando el gremio se animaba a hacer un evento y aplicar una bonificación limitada a las recompensas por finalización. En esas situaciones, hordas de aventureros, con los ojos cegados por la avaricia, irrumpían en la recepción. Tomaban misiones como poseídos y creaban una montaña de horas extra para las recepcionistas.

Las cosas se ponían tan ocupadas durante estos períodos de trabajo adicional que los estándares mínimos para un estilo de vida saludable se iban por el caño.

Harías todo lo posible para abordar tus horas extra, y para cuando volvieras arrastrándote a casa y prepararas cualquier excusa miserable de comida que hicieras con la poca energía que te quedara, estarías demasiado agotada para hacer algo más que dormir… Por supuesto, para cuando tuvieras la energía para ir al festival, este ya habría terminado.

«La sucia decisión del gremio de aumentar las recompensas de misiones durante el Festival del Centenario me dejó derrotada cada año… ¡Nunca pude manejar la enorme cantidad de trabajo de oficina! ¡Tenía tantas horas extra que no podía asistir a las festividades…!».

«¿Sucia?»

«Debe ser genial ser un aventurero que no tiene nada de qué preocuparse… Solo tienen que enviar la solicitud durante el período de bonificación para obtener las recompensas adicionales, para que puedan disfrutar del festival mientras se lleva a cabo, y luego tomarse su tiempo para terminar la misión después de que termine… pueden tener su pastel y comérselo también… No es de extrañar que salgan arrastrándose de debajo de las piedras…»❮01❯

«Alina… esa mirada en tus ojos me está asustando…»

«Echa un vistazo a esto.»

La intensidad asesina de Alina estaba haciendo temblar a su compañera menor, pero la ignoró y golpeó un fajo de papeles sobre el escritorio. En la portada, con estilo rimbombante❮02❯, estaba escrito

GUÍA DEFINITIVA DE ESTRATEGIA PARA EL PERIODO DE BONIFICACIÓN ESPECIAL DEL FESTIVAL DEL CENTENARIO.

«¿¡Q-qué es esto…!?»

«Este manual es un registro de tendencias y tácticas para manejar la avalancha de misiones durante el período de bonificación del Festival del Centenario… No voy a quedarme ahogada en horas extra para siempre. ¡Más importante aún…!»

Alina abrió un folleto que había colocado cuidadosamente al lado de su escritorio.

Era una guía repleta de detalles sobre el Festival del Centenario para turistas. Si bien era lo suficientemente pequeño como para llevarlo contigo, era algo grueso y contenía información sobre lo que sucedía cada día del festival, la ubicación de los puestos callejeros e ilustraciones emocionantes. Se suponía que debían entregarse a las personas que asistían al festival desde fuera de Iffole, pero Alina lo consiguió lo antes posible y ya le había agregado algunas pequeñas notas.

«He memorizado el programa oficial emitido por el Comité del Festival del Centenario y, gracias a mi minuciosa recopilación de información, ya tengo conocimiento de la ubicación de los puestos populares cuyos productos se agotan al intante. ¡Ya he seleccionado por cuáles quiero pasar y he calculado tres rutas diferentes de eficiencia óptima para cubrirlo todo…! ¡Ahora solo tengo que evitar las horas extra y salir a tiempo durante los tres días del Festival del Centenario…!»

«V-vaya… Estás aún más entusiasmada con el festival este año porque estuviste demasiado ocupada para asistir antes, ¿eh…?»

«He-He… He-He-He-He-He-He… ¡Solo espera, Festival del Centenario…! ¡Las cosas serán diferentes ahora que estoy armada con las técnicas que he desarrollado durante mis tres años como recepcionista…! ¡Me iré a casa a tiempo y disfrutaré muchísimo del Festival del Centenario este año, no importa qué…!»

Con una tremenda pasión por el Festival del Centenario y las ardientes llamas oscuras que brotaban de su interior, Alina apretó los puños con decidida determinacion.