Capítulo 38
«J-Jade…!» Lululee gritó en voz baja mientras lo veía activar su habilidad compuesta por tercera vez.
Viena y Fiena gritaban maldiciones mientras se dejaban llevar por la furia y disparaban flechas contra Jade. Pero él las estaba repeliendo todas con su escudo. Cada desvío producía un terrible crujido metálico que hacía que Lululee se estremeciera. La sangre se le drenó del rostro mientras observaba esa escena de pesadilla.
La luz de la habilidad compuesta de Jade flotaba en el aire, nadando alrededor de la cueva. Lululee observó con terror.
«¡…!»
Tenía miedo. No tenía forma de cumplir con las expectativas de Jade, a pesar de que él se estaba sacrificando para protegerlas, reduciendo su vida mientras creía en ella.
¿Curar a Alina? ¿Cómo se supone que haga eso?
Lululee miró a Alina aturdida.
La herida en su costado estaba completamente negra, como si la estuviera devorando. El rostro de Alina estaba tan pálido como el de un cadáver.
Como Alina poseía una habilidad Dia, una habilidad de menor rango como Sigurth Revive no surtiría efecto en ella. Sin importar cuanto lo intentara, a juzgar por cómo su habilidad no había funcionado en la herida de Jade, no sería útil de todos modos. La magia blanca tampoco funcionaría.
Pero tenía que curarla.
Piensa. Piensa. Piensa. Piensa. Piensa. Piensa.
Pero los pensamientos de Lululee estaban completamente desordenados, y no encontraba una manera de salir de esta situación ni examinar todo su conocimiento de curación en busca de una solución. En cambio, solo se mantuvo enfocada en un recuerdo no relacionado.
Era una visión tan familiar que la hizo sentir náuseas: la escena de haber llevado a su antiguo grupo a la muerte.
La situación de desesperanza similar frente a ella hizo que Lululee pensara en el pasado, obligándola a detenerse.
Es inútil. No puedo hacerlo. No tengo el poder para sacarnos de esto.
Soy impotente.
Soy incompetente.
Voy a volver a perder a mi grupo, y todo es culpa mía.
Un «katunk» seco sonó. Era el sonido de su baston resbalando de su mano relajada.
«…Yo… lo siento… Alina… Jade…!».
Lululee se mordió el labio; en algún momento, había empezado a llorar. En este campo de batalla donde la vida y la muerte pendían de un hilo, un agua inútil brotaba sin fuerzas de sus ojos.
«No puedo hacerlo… simplemente no puedo hacerlo… no puedo… hacer nada…», gimió débilmente, bajando la cabeza y llorando ante esta herida por la que no podía hacer nada.
Lamento no poder hacer nada.
Lo siento, lo siento, lo siento…
«Está bien.»
Una voz tranquila le llegó.
Cuando Lululee levantó la cabeza sobresaltada, Alina estaba presionando su herida y tratando de ponerse de pie.
Al ver eso, olvidó su desesperación y se levantó de un salto. «¡Ah, Alina, no te puedes mover! ¡Tu herida…!».
«No importa. Tengo que ganar, o moriremos… Si se te ocurre alguna buena idea, entonces puedes curarme entonces.»
«¡Yo… eso no es lo que quiero decir! ¡Yo solo… yo solo no puedo…!».
«Escucha.» Alina exhaló pesadamente como si se estuviera preparando mentalmente y puso una mano temblorosa frente a Lululee. Incluso con la posibilidad de su muerte ante ella, no había miedo en sus ojos. No, algo aún más desesperado y deslumbrante ardía en lo profundo de sus iris. «No quiero perder a nadie en mi vida.»
«¿…Eh…?».
«Ni siquiera a ese tipo.» Alina fijo su mirada en Jade. «Lucharé por eso. No importa si me duele o si no hay curaciones.»
«¡…!»
«Habilidad activada: Dia Break…!» Alina hizo una mueca de dolor. Pero cuando apareció su martillo de guerra, lo apretó con fuerza.
Lululee no dijo nada, solo miró desconcertada.
¿Por qué no nos curaste?
Las cosas que había dicho Aiden continuaron atormentándola, apuñalándola el corazón.
Pero Alina había refutado esas palabras. Decía que estaba bien si no la curaban.
«Lucharé por mi propio bien. Eso es todo.»
¿Cómo puede?
Lululee permaneció en shock. Veía a Alina de manera tan simplista—como alguien con una habilidad fuerte, como alguien que luchaba con las horas extras, como una persona increíble que podía hacer lo que hacía un aventurero a pesar de ser recepcionista—que ahora le daba vergüenza haber pensado alguna vez de esa manera.
Alina lucharía hasta el final. Seguramente, sin importar a qué situación la llevaran, sin importar cuán herida estuviera, continuaría luchando, porque quería salvar las cosas que eran importantes para ella.
«¡…!»
¿Qué estoy haciendo?
Lululee apretó el puño. Sus lágrimas cesaron.
En algún momento, Lululee había comenzado a depender por completo de su Sigurth Revive.
Por eso había perdido la confianza con tanta facilidad cuando Silha le arrebato su habilidad.
El fracaso de Lululee ocasiono que los miembros de su antiguo grupo sufrieran heridas o murieran, pero ella siguio descaradamente como sanadora porque no soportaba la alternativa. No había querido que su última acción como sanadora fuera un asesinato.
Quiero ser más fuerte.
«¡…Alina!»
Antes de que Lululee se diera cuenta de lo que estaba haciendo, estaba reteniendo a Alina.
Recogió su bastón caído, se secó las lágrimas que quedaban en su rostro con la manga y le dijo a Alina: «¡Por favor, espera aquí! ¡Curaré esa herida…!»
Alina se giró para ver la expresión decidida de Lululee y abrió los ojos por un instante. Luego se volvió hacia Jade por un momento con dudas, pero al ver la ardiente determinación en los ojos de Lululee, asintió con un gesto leve. «…Esta bien.»
Alina prácticamente se estaba cayendo mientras se apoyaba contra la pared. El sudor le perlaba el cuello y su rostro estaba pálido; solo había estado fingiendo fuerza.
Luego, Lululee llamó a su líder de grupo. «¡Jade! Por favor, dame un poco más de tiempo. Curaré a Alina.»
«…¡Roger!»
Lululee odiaba su Sigurth Revive, la habilidad que le habían otorgado.
No se había manifestado cuando sus aliados se encontraban al borde de la muerte. No fue útil cuando más la necesitaba.
Por eso nunca se esforzó por aprender más sobre élla. Nunca llego a considerar las posibilidades que podía ofrecer. Por ejemplo, ni siquiera había probado si lanzarlo dos veces se acumularía.
Pero Jade y Lowe habían estado cuidando a Lululee todo este tiempo. Alina había perdonado a Lululee por ser tan estúpida y darse por vencida al intentar curarla.
Entonces Lululee quería salvarlos, esta vez, con seguridad.
Había un límite para lo que la gente podía hacer. Eso era verdad. Pero no quería usar eso como excusa para renunciar a la vida de los amigos que le eran queridos. Si no había un camino a seguir, entonces debería abrir uno nuevo. Jade lo había logrado, así que ella también debería poder hacerlo.
«No te preocupes por mí.» Jade sonó de alguna manera contento al escuchar la afirmación de Lululee. «Las mantendré a salvo a las dos mientras la tratas. Concéntrate en curarla.»
«Entendido.»
Incluso una habilidad Sigurth, si se volvía a aplicar, podría ser igual a una habilidad Dia. Sigurth Revive era una poderosa habilidad de curación que mantendría a quien se le confiriera en un estado corporal capaz. También curaba los efectos de estado. Si Sigurth Revive pudiera duplicarse, entonces al aplicarla en capas sobre un objetivo, Lululee debería poder borrar el efecto de estado de «muerte segura» que se le había conferido a Alina a través de una habilidad Dia. No tenía más remedio que apostar por esa posibilidad.
Si la suposición de Lululee era incorrecta, o si se quedaba sin fuerzas antes de terminar de lanzar el hechizo, o si fallaba, entonces todo habría terminado. Alina moriría, junto con Jade, Lowe y todos en Iffole.
Pero ella lo haría.
«¡Habilidad activada: Sigurth Revive!»
Lululee puso sus manos sobre la herida ennegrecida de Alina y activó su habilidad.
La luz roja de la habilidad de Sigurth brotó, pero en segundos, fue anulada por la oscuridad negra y se desvaneció débilmente.
Pero antes de que la luz de la habilidad se extinguiera por completo, Lululee la usó por segunda vez. «¡Habilidad activada: Sigurth Revive!» La habilidad surgió una vez más, desgarrando intrépidamente la habilidad Dia del dios oscuro.
Su visión vaciló.
Lululee se vio asaltada por una sensación de letargo que nunca antes había experimentado; era como si alguien le hubiera atado plomo a todo el cuerpo. Su fuerza se estaba desvaneciendo rápidamente. Eso lo tenía claro. El sudor brotaba de todos sus poros y su corazón comenzó a acelerarse.
Esto estaba más allá de lo que se podía describir como agotamiento. Claramente había algo mal en ella. Pero la herida de Alina aún no estaba curada. Sigurth Revive, que había lanzado dos veces, también estaba empezando a desaparecer.
«¡Habilidad activada…! ¡ Sigurth Revive!»
Por favor. Por favor, funciona.
Lululee rezó a los dioses y activó su habilidad por tercera vez. Fue asaltada por un mareo aún más agudo que antes. Su conciencia estaba confundida y se oscurecía, pero clavó las uñas en la roca dura y se mantuvo despierta desesperadamente. ¿Jade ha estado soportando dolor así hasta ahora? Ahh, no he logrado nada. Odio tanto a Sigurth Revive, pero he dependido de él por completo.
«¡No puedo ceder…!»
Si el sanador de un grupo se rinde, todo se acababa.
«¡Habilidad Activada: Sigurth Revive!»
Ahora era el momento, y Lululee lo intentó una vez más. La luz roja de su habilidad Sigurth se hizo más densa ante sus ojos. La palma de su mano extendida se sentía tan caliente que comenzaba a arder. Su respiración se agito y corto, no estaba recibiendo suficiente aire. Se sentía como si se estuviera ahogando.
Pero no podía rendirse. Nunca se rendiria. Porque solo un sanador podía curar las heridas de su camarada.
Por el rabillo del ojo, vio que la luz roja comenzaba a hacer retroceder la oscuridad, solo un poco.
«¡Habilidad Activada: Sigurth Revive!»
¡Este es mi deber!