Girumasu – Volumen 2 Capítulo 43

Capítulo 43

«¡Ahh, cállate… cállate, cállate…! ¡No hay manera de que una simple ofrenda resista mi poder!» Viena le gritó a Alina, luego llamó a Fiena.

Quiere volver a ser Vilfina otra vez, Alina de repente se dio cuenta. Justo en ese momento, fue tras Fiena, quien había venido corriendo hacia su gemela. «¡No te dejaré…!» Alina levantó su martillo de guerra para evitar que se unieran.

Alina se detuvo en seco cuando Viena le arrancó el núcleo a Fiena y se lo tiró a la boca delante de sus ojos.

«¡Ajá-ja-ja-ja-ja! ¿Finalmente lo entiendes? ¡No importa lo que haga una criatura insignificante como tú!»

Riéndose con desdén de Alina con la boca abierta, Viena se transformó. Alina simplemente observó como su sombra se chapoteaba en la forma de un monstruo gigante.

Finalmente, apareció la mujer gigante. «Soy Vilfina.» Puso una flecha en su gran arco mientras sus ojos vacíos miraban a lo lejos, fijando su objetivo en Alina solo con sus manos.

«…»

Saltando a través de un charco, Alina se paró frente a Vilfina.

Por supuesto, no se rendiría. Ahora que no debia a Jade, no podía lidiar con los dioses oscuros en su forma gemela con esa desagradable habilidad regenerativa, así que pensó que tenía mejores probabilidades de tratar con la muñeca rechazada, Vilfina.

Pero ahora el problema era cómo derrotar a Vilfina.

«Muere.» La mujer gigante disparó, su flecha zumbando hacia Alina. Se movía demasiado rápido para sus ojos—Alina leyó el ataque basándose únicamente en el movimiento de las manos de Vilfina y se echo a un lado. No llegaría a tiempo si se movía después de que Vilfina disparara. Y si intentaba bloquear el ataque, la flecha la golpearía.

Un charco estalló con un bang por el impacto del proyectil, salpicando gotas por todas partes. Era mucho más poderoso que una simple flecha. Alina se estremeció de nuevo, asombrada de haber sobrevivido a un impacto de una de esas cosas.

«Soy Vilfina… Muere…»

Alina usó el mismo truco para esquivar la siguiente flecha que disparó Vilfina, y luego no fue nada más que esquivar, sin oportunidad de atacar. Las flechas venían tan rápido que solo pondría su vida en un riesgo aún mayor al acercarse.

¡Pero a este ritmo, no podré ganar…!

Con un chirrido de su bota, saltó de la pared rocosa y fue contra Vilfina. Acortando rápidamente la distancia que habían mantenido hasta ahora.

Parecía que Vilfina no era capaz de pensamientos complejos: era anormalmente fuerte y nada más. Eso significaba que vencerla era simple, solo tenía que dominarla.

Alina solo tenía una idea de cómo podía lograr esto.

Esquivando las flechas que se le acercaban una tras otra, Alina se acercó a Vilfina en un abrir y cerrar de ojos. Ahora estaba en territorio mortal. Si su concentración se rompía por un instante, si pasaba por alto un solo movimiento de Vilfina, su vida se apagaría en un instante.

«Soy Vilfina… Muere.»

La flecha de Vilfina emitió un sonido chillón al dispararse.

Alina exhaló un soplo, poniendo todas sus fuerzas en golpear la flecha de la muerte de frente con su martillo de guerra. Toda la cueva retumbó con un terrible crujido.

¿Cómo domino Alina al dios oscuro Silha?

Alina no sabía por qué lo había derrotado, pero claramente había habido algún poder en juego. A pesar de que habían estado igualados al principio, Alina salió victoriosa al final.

Un poder de menor rango no podía vencer a un poder de mayor rango. Eso era lo único de lo que estaba segura cuando se trataba de los misterios de las habilidades.

Entonces tenía sentido para ella que dos habilidades Dia, que eran del mismo rango, estuvieran igualadas cuando se enfrentaran entre sí. Dicho de otra manera—no sucederia nada más ni nada menos. Las habilidades permanecerían igualadas, sin importar qué.

Entonces, ¿por qué Alina había poseído la fuerza para romper la habilidad Dia del dios oscuro Silha? La única explicación en la que Alina podía pensar era la posibilidad de que su habilidad fuera de un rango más alto en poder que las habilidades Dia.

Por ejemplo, tal vez el Rompe Dia de Alina podría transformarse en algo más allá de una habilidad Dia bajo ciertas condiciones.

La flecha penetró en su martillo de guerra, haciendo un chirrido desagradable.

Pero Alina continuó esforzándose contra ella. La flecha de la muerte se clavó en su martillo de guerra, rozó su hombro y salió volando. Al mismo tiempo, su martillo de guerra de plata dañado estalló en partículas blancas, que se dispersaron y desaparecieron.

«¡Ngh…!»

Arrastrada por la fuerza de la flecha, Alina rodó por el duro suelo de la cueva. La flecha solo la había rozado, pero fue suficiente para que el intenso dolor de antes regresara. El sudor brotó de todo su cuerpo. Pero si perdía ahora, moriría, así que no podía permitirse el lujo de concentrarse en el dolor en este momento.

«…Si no lo sabes, estaba deseando ir al Festival del Centenario, ¡así que estoy absolutamente furiosa porque me lo interrumpan…!». Alina siseó, apretando los dientes mientras miraba a Vilfina frente a ella. «¡Cada vez que lo intentan, ustedes interrumpen la poca paz que tengo! ¿Crees que voy a dejar que te salgas con la tuya…?»

Alina extendió la mano y le gritó con violencia al dios oscuro. «¡Habilidad Activada: Dia Break!»

No sabía qué hacía que su habilidad se transformara, así que solo le quedaba una que podía hacer—seguir golpeándola hasta que cambiara algo.

«Muere…» Vilfina se la pasaba repitiendo lo mismo una y otra vez como una máquina, pero ahora sus labios se detuvieron en seco. Se quedó quieta como una estatua mientras miraba a Alina, con las manos congeladas a mitad de camino de colocar una flecha.

Porque lo que había aparecido en las manos de Alina no era su habitual martillo de guerra plateado.

Era un martillo de guerra dorado, envuelto en partículas tan brillantes que deslumbraban a la vista.

«Muere… muere…» Vilfina estaba completamente paralizada, era como si le tuviera miedo a algo. En cambio, fijó su mirada previamente vacía en Alina por primera vez. Había un miedo innegable reflejado en lo profundo de sus ojos.

«¡Muere…!» Vilfina empezó a actuar de forma extraña, de una manera diferente a la anterior. Apuntó su flecha lejos de Alina y la señaló hacia Lululee, que estaba desplomada en el suelo.

«¡…..!»

«Muere…» Vilfina tensó su arco.

Con un grito ahogado, Alina saltó del suelo, pero si Vilfina disparaba, todo se acabaría. Y Alina nunca alcanzaría la velocidad de esa cruel flecha.

«¡Ngh…! » Corriendo, presa del pánico, se apresuro desesperadamente hacia Lululee. Pero no sirve de nada, no lo lograré…

Entonces, de repente, una certeza completamente infundada surgió en su corazón, y ella lo llamó por su nombre: «¡Jade!»

En ese instante.

Un gran escudo atravesó el aire, golpeando el brazo de Vilfina, desviando la trayectoria de su flecha ligeramente. Casi al mismo tiempo, la flecha disparó con un silbido asesino por el aire, destruyendo un punto a unos pasos por delante de Lululee.

Pero Alina no tuvo tiempo para asimilarlo; cambió de dirección y fue hacia Vilfina. Mientras tanto, Vilfina estaba apuntando su arco a su próximo objetivo: Jade, que estaba sentado en el suelo.

«No te atrevas…» Alina gruñó y saltó al aire. Esparciendo partículas doradas, levantó su martillo de guerra por encima de su cabeza.

«Con quien estás luchando…» Alina rodeó frente a la flecha que se estaba disparando. La flecha llegó zumbando exactamente en el mismo momento en que el martillo de guerra de Alina comenzó a balancearse. La flecha asesina de Vilfina y el martillo de guerra de Alina chocaron directamente entre sí.

«¡Soy yo!»

Hubo un sonido sordo.

El martillo de guerra de Alina se abrió paso—Ella rompió la flecha plateada con un golpe de cuerpo completo, y luego el martillo de guerra dorado siguió su marcha, conectando con el núcleo del dios negro profundo incrustado en la base del cuello de Vilfina.

«¡Lo había estado esperando más que a nada, y trabajé hasta tarde… Y después de que finalmente pude ir al Festival del Centenario… Incluso rechacé eso para venir aquí, ¿entiendes por qué…?»

Con un ¡crrk crrk! El martillo de guerra de Alina creó innumerables grietas diminutas en el núcleo del dios, pulverizándolo. Apretando los dientes, Alina exprimió una emoción a medio camino entre la frustración y la rabia, abriendo los ojos de par en par mientras ejercía fuerza en su golpe.

«¡No me importa si eres un dios oscuro o un Santo…! ¡¡¡Nunca te dejaré arrebatarme lo que me importa…!!!»

Cada vez que el martillo de guerra se hundía más, los chillidos y gemidos de angustia de Vilfina sacudían la cueva, arrojando agua por todas partes.

«¡Tan solo muerete yaaaaaaaaaaa!»

En ese momento, una grieta apareció decisivamente en el núcleo del dios con un chasquido…

«…Ah… Ahh…»

…Vilfina soltó un débil jadeo, antes de convertirse en polvo y desaparecer.