Capítulo 44
Alina observó cómo Vilfina desaparecía, luego se apresuró a revisar el estado de Lululee.
Parecía que solo estaba desmayada. La herida de flecha en el hombro de Alina había desaparecido por completo ahora que había derrotado a Vilfina. Después de soltar un suspiro de alivio, volvió a intentar mirar alrededor del área.
La cueva mística brillaba con un azul pálido. Los charcos de agua azul brillaban, reflejando la luz de las paredes, y allí yacía una escena de carnicería, sangre salpicada por todos lados.
Alina se vio asaltada por una ola de agotamiento. Se colgó a la inconsciente Lululee al hombro, recogió su bastón del suelo y, finalmente, se acercó a ese torpe.
«…Así que estás vivo después de todo, ¿eh? No es que me sorprenda», le dijo con exasperación a Jade, quien estaba tirado en el suelo debajo de ella.
«…Pero no puedo hacer que mis brazos o piernas funcionen… Fue un milagro que alcanzara a lanzar mi escudo», respondió débilmente.
Alina le levantó el pulgar. «Buen lanzamiento.»
«Me impresionó que te dieras cuenta de que aún podía moverme, Alina.»
«Simplemente tuve la sensación de que lo harias. Quiero decir, un tipo con la tenacidad de una cucaracha como tú no es del tipo que se muere después de un comentario genial como Te dejo el resto a ti.»
«…»
Jade la miró en forma de protesta, lo cual ella ignoró. Después de acostar a Lululee, Alina prácticamente cayó sentada, cediendo al agotamiento que pesaba sobre todo su cuerpo mientras se quedaba aturdida, mirando fijamente al vacío. Después de unos momentos de silencio, con un suspiro oscuro que se llevó el regusto de la victoria, Alina murmuró: «…Al final… básicamente… no pude disfrutar del Festival del Centenario…»
Como era de esperar, su cuerpo estaba pesado por el agotamiento, y aunque no estaba completamente agotada, no le quedaba energía para ir al festival ahora. Había decidido disfrutar del programa de todo el día, pero… se vería obligada a renunciar al primer día.

«…Lo siento…» Por alguna razón, Jade bajó la cabeza como si estuviera avergonzado.
«¡Incluso si son dioses oscuros, no tienen por qué revivir justo en medio del Festival del Centenario…!» La voz de Alina tembló de frustración. Estaba decidida a disfrutar los tres días del Festival del Centenario este año; se preparó arduamente para ello y lucho por ello durante tanto tiempo. Pero a pesar de todos sus esfuerzos, el festival terminó siendo atacado el primer día. Y luego un dios oscuro tuvo que revivir encima de eso. ¿Qué rayos? ¿Era una especie de castigo divino?
«¡Todos siempre están tratando de interponerse en mi camino! ¿Qué demonios…? ¡¿Qué demonios?!» Alina se lamentó y rompió a llorar.